Según antiguos textos, en tiempos del insigne historiador Ambrosio de Morales (1513-1591) se decidió celebrar una corrida de toros en el entonces llamado Campillo. El propio Morales intentó advertir al noble don Diego de los Ríos, encargado de organizarla, que tal festejo supondría una ofensa a los mártires cristianos que allí habrían derramado su sangre y que hoy en día dan nombre al lugar (Campo Santo de los Mártires). Pero don Diego desoyó las advertencias. Y quizá no debería haberlo hecho...
Durante las pruebas previas al evento, montado en su caballo divisó un fantasma sobre una de las torres del Alcázar, el cual le dirigía evidentes gestos de desaprobación y amenaza. Don Diego, a pesar de su estupefacción, se dirigió, como estaba previsto, a probar los toros. Y se encontró entonces con la sorpresa de que un joven había sido cogido por uno de los animales, que estaba a punto de terminar su vida.
Inmediatamente acudió a ayudarle. El animal se volvió hacia el noble y fue a este al que hirió mortalmente.
Se cuenta que antes de exhalar su último aliento don Diego se arrepintió de su osadía. Y la ciudad lo interpretó lo acontecido como un castigo divino por su falta de respeto.
(Texto protegido por la Ley de Propiedad Intelectual).
Si quieres conocer más leyendas vinculadas con tu ciudad Córdoba, no te pierdas nuestra ruta nocturna Leyendas de Córdoba, pionera de este tipo de tours en nuestra ciudad (info haciendo click aquí).
¡Rechaza imitaciones y descubre Córdoba con Érase una vez Córdoba!
¡Rechaza imitaciones y descubre Córdoba con Érase una vez Córdoba!