lunes, 22 de agosto de 2016

El mito del mes: Agosto


El mes de Agosto pertenece al grupo de meses que, según la tradición, en el calendario establecido por Rómulo, fundador y primer rey de Roma, recibieron un nombre relacionado con un número. Así, Agosto se llamaba Sextilis, es decir, “el sexto”. El año entonces comenzaba en Marzo y hasta Junio tenía un nombre relacionado con una divinidad. A partir de Julio y hasta Diciembre tenía (y conserva en parte) un nombre asociado a su orden en el calendario. Para compensar ciertos desbarajustes temporales, se añadieron meses, llegando a ser doce como en nuestros días.

Sin embargo, tanto Julio como Agosto cambiaron sus nombres por otros más ilustres, en honor a dos figuras decisivas e importantes en la historia de la República Romana. Irónicamente, estas figuras estaban emparentadas entre ellas, ya que Julio César (mes de Julio) fue el padre adoptivo de Octavio Augusto (mes de Agosto).

Agosto recibe su nombre de Octavio, hijo adoptivo de Julio César. Y no tanto porque este llegó a ser emperador, sino por su entrada triunfal en Alejandría en 30 a.C. (más exactamente, el 29 de agosto de 724 [año romano]) tras su victoria sobre Cleopatra y Marco Antonio en Accio en 31 a.C. (el 2 de septiembre de 725). Así, por estatuto público, le fue añadido el sobrenombre de Augusto y de ahí este mes toma su denominación.

En el calendario romano se celebraba la festividad dedicada a Vulcano (Vulcanales o Vulcanalia). Ésta tenía lugar a finales de agosto, el 23, y la finalidad era propiciar al dios del fuego para que no hubiera incendios y así proteger las cosechas. En esta festividad se celebraban unos juegos en el circo Flaminio, donde el dios tenía un templo. En éstos se realizaba un sacrificio de peces que la gente que asistía a ellos los echaba al fuego. Parece ser que el día de esta festividad se comenzaba a trabajar a la luz de las lámparas, como buen presagio, por aquello de que Vulcano era el dios del fuego. Así lo recoge Plinio el Joven cuando está describiendo los hábitos de su tío:

A partir de las fiestas de Vulcano empezaba a trabajar a la luz de las lámparas a media noche, no para conseguir un comienzo del día favorable, sino para tener más tiempo de estudio (Espístolas 3.5, traducción Julián González Fernández)
 
Pero es, sin duda, en el calendario griego donde está la festividad más conocida y más celebrada a lo largo de la historia: los Juegos Olímpicos. Hay quien los remonta a los juegos funerarios celebrados en honor de Patroclo (Homero, Ilíada 23), otros que fue el mismo Zeus tras la victoria sobre los titanes como símbolo de la victoria de la cultura sobre la fuerza bruta, pero parece más consensuado que fueron fundados por Heracles en honor a su padre Zeus. Estos se celebraban cada 4 años (algo que se sigue manteniendo en la actualidad).
 
Uno de los trabajos que Heracles realizó fue limpiar los establos de Augias, quien le prometió una décima parte de su ganado si lo hacía en un solo día. Heracles logró limpiarlos en el tiempo convenido al desviar el curso del río Alfeo. Sin embargo, Augias no cumplió su parte del trato alegando que quien tenía que pagarle era Euristeo, quien le había ordenado el trabajo. Heracles reclamó a Euristeo, pero éste tampoco le pagó excusando que era su trabajo (Heracles estaba sirviendo como castigo a las órdenes de Euristeo). Así pues, Heracles deja por el momento su venganza contra Augias.
 
Es tiempo después cuando Heracles toma la ciudad de Elis y vence a Augias y a sus hijos. En su camino de regreso, delimita un recinto sagrado, el “Altis”, e instaura unos Juegos Olímpicos en honor a Zeus Patrio. La Olímpica 10 de Píndaro narra todos los detalles previos a la fundación de los Juegos (la lucha contra Augias y sus hijos, la delimitación del recinto sagrado, la dedicación de los altares…). Sin embargo, es Diodoro Sículo quien nos ofrece cuál sería el primer premio de esos Juegos:

Y decidió que el premio de esta competición sería sólo una corona, porque él mismo había actuado como benefactor del género humano sin recibir ningún salario (Diodoro Sículo, Biblioteca histórica 4.14, traducción de Juan José Torres Esbarranch).
 
 
Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO
 

lunes, 15 de agosto de 2016

1300 años de la capital de Al-Andalus


El año 711 es recordado en nuestro país por ser el de la ocupación musulmana. Todavía no se había cumplido un siglo de la muerte de Mahoma y el Islam había atravesado el norte de África y dado ya el salto al continente europeo. Dos décadas más tarde, tras hacerse con el control de la mayoría de la Península Ibérica, sería frenado en Poitiers por las tropas de los francos, lideradas por Carlos Martel.
 
Otras fechas renombradas son los años 755 y 756, cuyos acontecimientos a menudo se confunden: En el 755, el príncipe Abderramán, único Omeya superviviente al golpe de estado que su familia había sufrido en Oriente Medio, alcanzó la costa de Almuñécar. Tras meses de negociaciones y luchas, su autoridad, para muchos legítima, sería reconocida en Córdoba. Era ya mayo del 756.*

Abderramán I fue, por cierto, quien llevó a cabo la primera Mezquita Mayor de Kurtuba, germen de la posterior esplendorosa Mezquita-Catedral. 

La tercera fecha renombrada es el 929, cuando su descendiente Abderramán III, octavo emir Omeya de Al-Andalus, se proclama Califa. Con ese título se equiparaba simbólicamente al poder que había surgido en el norte de África: el Califato Fatimí.

Este paso supuso la independencia total de Al-Andalus y tuvo también su reflejo material. En este caso se trató de la fundación de una nueva ciudad por parte del flamante califa: nada menos que la Ciudad Resplandeciente, Medina Azahara,  imagen de la nueva dimensión del poder Omeya.

Y Córdoba fue, durante varias décadas, una de las ciudades más importantes del mundo.

Pero, además de la llegada del Islam a la Península, de la instauración de la dinastía Omeya en nuestra ciudad o del decisivo paso de la creación del Califato, hay otra fecha clave que a menudo se olvida: el momento en el que Córdoba se convirtió en la capital de Al-Andalus: el 716, cinco años después de la conquista.

Este 2016 se cumplen 1300 años de ese acontecimiento y lo celebramos con una edición especial de nuestra ruta La Córdoba de Las 1001 Noches, que, a través de un paseo por el entorno de la antigua Mezquita Mayor, rescata las mágicas historias (tanto reales como legendarias) de aquella esplendorosa Kurtuba.

Tendrá lugar el jueves 25 de agosto a las 21:00 hrs. Tienes toda la información sobre la misma en nuestra web haciendo click en este enlace.


*La mayoría de los datos tienen como fuente "La Consolidación del Estado Omeya en Al-Andalus", de la arabista Catedrática de la Universidad Complutense María Jesús Viguera Molins (quien, precisamente, nos acompañó el pasado enero en la presentación de esta ruta en la Biblioteca Viva de Al-Andalus -imagen inferior-).


lunes, 8 de agosto de 2016

Corduba: el orgullo del Betis



Era capital de la Bética (provincia sur de la Hispania romana, que tomaba su nombre del río Betis -Guadalquivir-). Poseía un sistema de cloacas tan sofisticado para su época que actualmente continúa en uso en algunas calles de la ciudad. Imitadora de Roma, se la dotó de un foro "nuevo" con mármol traído de las canteras imperiales de Carrara. En sentido inverso, suministraba a la capital el mejor aceite del Mediterráneo. Contaba, además, con algunos de los edificios de espectáculos más grandes que existieron en la Antigüedad. 

Etc., etc...

Tal era el esplendor de Corduba.

Fundada en el siglo II a.c. por el general Claudio Marcelo, su espectacular legado ha quedado enterrado por el paso de los siglos, y en gran medida eclipsado por el esplendor del Califato Omeya. Algunos ejemplos, como los restos del templo romano (o, mejor dicho, la reconstrucción de la parte delantera del mismo), pueden verse libremente. Otros (como el de la imagen) se integran adecuada y discretamente dentro de edificios particulares.

Sin embargo, la mayoría se encuentra bajo nuestros pies.

Por eso lo recuperamos para ti adentrándonos en el subsuelo de la ciudad en nuestra ruta Córdoba Subterránea.

Acompáñanos: Desciende al pasado.

Tienes la info sobre la actividad aquí: www.cordobasubterranea.com