domingo, 26 de julio de 2015

El signo zodiacal número 13 (I):



Ofiuco, el Portador de serpientes o Serpentario, ha sido siempre considerado como el decimotercero en discordia en lo que a los signos zodiacales se refiere, dejándosele normalmente al margen del cánon de los mismos, quizás para que el conjunto estuviera formado por un número tan simbólico como el doce.

Sin embargo, hace pocos meses recorrió el planeta la noticia de que, desde este año, por una serie de motivos demasiado largos de explicar aquí, sería más tenido en cuenta y algunos consideran que ya puede hablarse de un horóscopo de trece signos.

Sea como sea, a nosotros lo que nos interesa es el mito que hay detrás de él...

El personaje es Asclepio (para los griegos) o Esculapio (para los romanos), dios de la medicina en la mitología clásica. Hijo de Apolo y la mortal Corónide, esta fue infiel a Apolo durante el embarazo, lo que le costó la vida; sin embargo, el niño fue salvado in extremis del vientre de la difunta, y se entregó al sabio centauro Quirón para que lo criase.

Ya una hija de Quirón vaticinó que aquel niño, Asclepio, sería el médico más grande jamás conocido, y fue educado como tal por su padre Apolo (dios vinculado también a la curación), por el propio Quirón y por Atenea, que le dio dos vasijas con sangre de Gorgona. Una era curativa; la otra, todo lo contrario...

Toda su familia se dedicó a la medicina, y Panacea fue el nombre de una de sus hijas. Tan grande llegó a ser la capacidad curativa de Asclepio que devolvía la vida a los muertos, lo que levantó la ira y celos de los dioses, que lo castigaron terminando con la suya. Asclepio fue entonces divinizado y catasterizado (convertido en constelación).

Llegados a este punto, la pregunta que probablemente te hagas es: Entonces, ¿por qué dicha constelación no recibe el nombre de Asclepio/Esculapio, sino uno relacionado con serpientes? 

Pronto te lo contaremos...


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Teo Fernández Vélez
Érase una vez Córdoba

jueves, 23 de julio de 2015

GarabaTEOs (VII): Uniendo los puntos de mi vida


Próximo a su muerte por cáncer, Randy Pausch escribía, en La Última Lección, que, si durante su vida una persona sigue firmemente su camino, cuando mira atrás comprende cómo se "unen los puntos". Esto es, de repente muchas cosas toman sentido y se "unen los puntos" conformando la figura adecuada. La figura de tu vida. O, mejor aún: la de tus sueños.

Yo miro atrás, a hace más de veinte años, y recuerdo que fue la serie Los Caballeros del Zodíaco la que me descubrió el fascinante mundo de los mitos y las leyendas. También recuerdo que, por entonces, mi creatividad (dicen que los hijos únicos nos vemos obligados a desarrollar más la imaginación) se convertía en un impulso de comunicar y expresar; una necesidad de transmitir.

Estudié Historia del Arte porque en esa licenciatura se aglutinaban diversos aspectos diferentes que me apasionaban: la expresión de esa misma creatividad, la presencia frecuente de mitos en las obras, así como la vinculación a disciplinas como la arqueología. Todo ello, sin tener muy claro cuál sería el futuro (salvo que trabajaría por mi cuenta).

Años después, en la primavera de 2012 (o sea, en plena crisis), nació Érase una vez Córdoba, en torno a la ruta Leyendas de Córdoba, siendo la primera iniciativa de nuestra ciudad centrada en la divulgación de leyendas.  Me doy cuenta de que, sin tratarse de algo premeditado,  este proyecto aglutinaba (y aglutina) tres cosas: "comunicar", trabajar con mitos (locales) y crear actividades novedosas. Justamente las que fueran aquellas tres necesidades o pasiones de pubertad. El círculo parece, así, haberse cerrado; los puntos se han unido.

Desde entonces, hemos logrado, gracias al trabajo de todo el equipo, diversos pequeños pero simbólicos hitos, como realizar la primera visita nocturna oficial a la Facultad de Filosofía y Letras (a la que incluso asistió el Decano) y al Palacio de Orive. O ser la primera empresa en divulgar leyendas de nuestra ciudad fuera de la misma, o impulsar el primer proyecto sobre leyendas de la provincia (en nuestro blog).

Pero el círculo vital se cerrará perfecta y brillantemente (nunca mejor dicho) la madrugada del sábado 25 de julio debido al tema concreto que divulgaremos: Aunque no os lo creáis, será, sin haberlo buscado... ¡un caballero del zodíaco!

Entonces se unirán todos los puntos (...estrellas...). Y sólo podré darles las gracias a Córdoba y los cordobeses por ayudarme a cerrar el círculo de lo que Randy Pousch llamaba "los sueños de la infancia".


Teo Fernández Vélez

domingo, 5 de julio de 2015

Mitos y misterios de la arqueología cordobesa (V): El yacimiento de Cercadilla


Situado en la zona de las actuales estaciones de trenes y autobuses de nuestra ciudad, el Yacimiento Arqueológico de Cercadilla data de entre los siglos III y IV d.C.

De más de doce hectáreas de superficie y con un 70% del total del yacimiento destruido a causa de las obras de principios de los 90, no es poco lo que se ha escrito sobre Cercadilla.

Sin duda, la interpretación que todos conocemos es la oficial y más aceptada. Estamos hablando, por supuesto, de la teoría de que este yacimiento fue en su origen el palacio de Maximiano Hercúleo, césar romano de finales del siglo III d.C. Pero, si esta opción no os gusta, no os preocupéis, hay otras tropecientas hipótesis y seguro que alguna os satisface. Sea como sea, esa primera y más arraigada teoría defiende que Maximiano se hizo erigir un palacio en la Corduba Romana en el que habría residido durante algún tiempo. 

Posteriormente, el conjunto se habría reutilizado como edificación de carácter religioso cristiano. Concretamente, se dice que podría haber sido la basílica martirial de un amigo nuestro ya mencionado en este ciclo: San Acisclo. Pero algunos argumentan que no solo no era Córdoba la capital hispana de la Bética (donde debería erigirse un palacio), sino que además no existen registros escritos sobre esta posible mansión imperial, ni concuerdan muchas de las cronologías de los restos materiales, ni siquiera los restos se suponen pruebas fehacientes que confirmen la hipótesis.

Qué pena cuestionarlo, ¿verdad? Con lo que molaría que tuviéramos ahí al lado una residencia palatina del tamaño de doce campos de fútbol. Quizá Cercadilla es en realidad, como otras hipótesis han defendido, un praetorium militar, es decir, un enorme cuartel. Aunque… parece que tampoco cuadra mucho la idea, ya que topográficamente no sería ese el lugar más adecuado para este tipo de construcción.

Lo mismo  era otro tipo de pretorio, más orientado a la administración local, teoría que es más difícil de refutar debido a su carácter generalista. Pero claro, no sería lo mismo decir “Este era el palacio en el que Maximiano residió en el año 297 d.C.” que decir “Este edificio se usaba para la administración local”. 

Pero esperad, que hay más, que también se dice que pudiera ser un complejo residencial de un personaje importante de la ciudad o de incluso algún senador. O que fuera una lujosa residencia (aunque no encajaría su tamaño) cuya función acabó replanteándose para terminar siendo una posible iglesia secundaria dedicada a algún otro mártir que no fuera Acisclo.


O un cenobio (monasterio).

O la basílica de San Félix.

O un episcopium (basílica, baptisterio y residencia episcopal) erigido por el Obispo Osio.

O solo un episcopium que no tuviera nada que ver con Osio.




¿Qué me decís vosotros? ¿Qué hay en Cercadilla? ¿Y en el Área 51? ¿Cuál se descubrirá primero? Seguro que el territorio de Nevada, porque lo que es Cercadilla, ¡da para rato!


Isa Barrado
Historiadora
Imagen: www.juntadeandalucia.es

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