El calendario romano solía dedicar cada mes (al menos hasta Junio)
a un dios concreto. El mes de Enero deriva su nombre del dios romano Jano, a
quien este mes, Ianuarius, le estaba
dedicado. Sin duda este dios es más conocido por ser el dios bifronte, el único
dios de dos caras, con las que mira hacia el pasado y hacia el futuro o hacia
lo que ha terminado y lo que va a comenzar. De ahí que por esa dualidad le esté
dedicado el mes en el que estamos.
Esta dualidad le
hizo merecedor de ser el dios ubicado en los umbrales de las casas y al que se
le invocaba en la salida a la calle y a la entrada de ésta.
Su templo, en el
foro romano, recogía también esa dualidad y servía de indicador al pueblo sobre
el estado marcial de la ciudad: sus puertas estaban cerradas cuando había paz;
por el contrario, sus puertas permanecían abiertas cuando había guerra – la
apertura de las puertas servía como invitación al dios para que viniera en
ayuda de los romanos.
Ovidio en sus Fastos (I 135-140) expone la razón de
esta bifrontalidad:
“Toda puerta tiene dos frentes gemelas, a un lado y a otra, de las
cuales, la una mira a la gente y la otra, en cambio, al dios-lar. Y de la misma
manera que vuestro portero, sentado junto al umbral de la entrada principal, ve
las salidas y las entradas, así yo, portero de la corte celestial, alcanzo a
ver a un tiempo la parte de Levante y la parte de Poniente... yo, para no
perder el tiempo torciendo el cuello, tengo licencia para mirar a dos de ellos
a la vez sin mover el cuerpo” (traducción de Bartolomé Segura Ramos)
Por el contrario, el calendario griego solía denominar los meses
por el nombre de una fiesta o celebración. Enero se conocía como Gamelion, el mes de las bodas, que
ocuparía parte de nuestro enero y nuestro febrero. La razón de dedicar este mes
a esta ceremonia se remonta a la unión marital de Zeus y Hera, la Teogamia, que habría tenido lugar el día
4.
También en este
mes se celebraba una de las fiestas más conocidas en el mundo griego, las Leneas (por Dionisos Lenaios), una fiesta de carácter
orgiástico en las que participaban las Lénai,
las bacantes o ménades de Dionisos.
Junto con la procesión de ménades, tenía
lugar uno de los tres concursos dramáticos establecidos en el calendario
teatral griego, en el que concursaban sólo los autores de comedia. En ellas,
Aristófanes puso en escena, por ejemplo, su Caballeros
(424 a.C.) y su Lisístrata (411
a.C.).
Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO
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