jueves, 22 de noviembre de 2012

Otro éxito del caballo cordobés


El jinete Juan de Dios Ramírez y el caballo Julepe Erre, de Yeguada Ramírez, resultaron ayer primeros clasificados en su categoría (Doma Clásica, 7 años) en el SICAB (Salón Internacional del Caballo) de Sevilla, en lo que supuso un nuevo éxito para el prestigioso pero al mismo tiempo tan poco valorado mundo ecuestre cordobés.

José Luís Ramírez, uno de los propietarios de la yeguada, declaraba exhultante: "Es el fruto a veinticinco años de duro trabajo. Porque el caballo es un universo muy complicado, sobre todo si no compites con un aniimal que has comprado ya listo, sino con los que tú crías y domas. Pero eso también hace que la satisfacción ahora sea mayor".

Este triunfo corona la progresión comenzada por "Juande" y "Jule" en las dos ediciones anteriores del SICAB: terceros hace dos ediciones (categoría de 5 años) y segundos en la pasada (categoría de 6 años). Pero es ahora cuando les llega la hora de la verdad, pues pasan de competir "por edades" a ya incluirse en la categoría "San Jorge" (desde 8 años). Esperemos que sigan cosechando éxitos para nuestra ciudad.

T.F.

martes, 13 de noviembre de 2012

La casa de Dios

 

Si las leyendas se forjan y perfilan con el tiempo, a base de añadidos en distintas épocas y provenientes de diferentes culturas, la mezquita-catedral de Córdoba es todo un cuento de hadas edilicio, un muestrario vertical de los estratos del tiempo y la fe.

Y es que durante mil quinientos años este emplazamiento ha sido entorno y objeto de culto por parte de todas las civilizaciones que han pasado por la ciudad, que con sus modificaciones lo han ido convirtiendo en un auténtico agujero negro tanto de información histórica como de espiritualidad.

Sin olvidar la posible existencia en ese mismo lugar de un templo romano previo, de lo que sí tenemos constancia es que la mezquita aljama fue originalmente edificada sobre la basílica visigoda de San Vicente, de la que una cata permite ver un mosaico. En los siglos sucesivos sufrió un total de tres ampliaciones de la sala de oración, a las que hubo que sumar, tras la reconquista de la ciudad en 1236, las alteraciones cristianas.

La polémica acerca de la conveniencia de estas últimas no es nueva, sino que existió ya desde el mismo momento de la creación del “crucero”, y el propio Carlos V, que en principio impulsó la obra, terminó acuñando la famosa sentencia “habéis destruido algo que era único para poner algo que se puede ver en todas partes”.

Sin embargo, una perspectiva diacrónica y objetiva relativiza esta cuestión al tener en cuenta que una de las opciones, según la mentalidad de la época, habría sido destruir el edificio islámico. Además, parece que los contrafuertes de la fábrica católica favorecieron la resistencia del conjunto en el terremoto de Lisboa de 1755.

Por ello, si bien personalmente, desde un punto de vista utópico no puedo dejar de imaginar la grandeza de una Córdoba con su Mezquita intacta y una esplendorosa catedral cristiana “exenta”, un enfoque realista, como he dicho, nos aclara que recibimos la valiosa herencia de culturas que decidieron no eliminarse por completo sino solaparse, respetándose unas a otras a niveles poco habituales en aquel momento.

Y además, a nivel fáctico, ¿qué importa? Se trata del mismo enclave sagrado y el mismo Antiguo Testamento. ¿No son, a fin de cuentas, las mismas piedras con distinto dueño? ¿No es el mismo Dios con distinto nombre?
 
Teo Fernández

lunes, 5 de noviembre de 2012

Entrevista a Carlos Márquez






"El afán de conocer es algo inherente al ser humano"





Carlos Márquez Moreno (Mengíbar, Jaén, 1959 -aunque gusta destacar que sus raíces se hunden en La Carolina y Almería-) es Catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba y uno de los mayores conocedores de la Corduba romana. Su más conocida aportación ha sido la diferenciación del foro imperial (llamado “adiectum”, por ser un añadido al foro colonial).

Imagino que hubo un día en que decidiste que tu gran pasión sería tu profesión. ¿Recuerdas cuándo fue? ¿Por qué la arqueología? ¿Y por qué la romana?
No fue una decisión tomada al instante ni fue una vocación desde nacimiento. Todo surgió de estudiante de carrera, en unos Campos de Trabajo en Bilbilis (Calatayud) con el profesor Manuel Martín Bueno. La experiencia fue satisfactoria y a partir de entonces tuve la suerte de trabajar junto a la Profesora Pilar León-Castro Alonso, Catedrática durante muchos años de la Universidad de Córdoba. El tema de elección de mi Tesis doctoral sobre arquitectura romana fue la que me marcó el desarrollo ulterior de mi investigación aunque también he trabajado con otros temas como urbanística o escultura.

¿Cuándo y cómo empezaste a desarrollar la arqueología profesionalmente?
Terminada la carrera me puse a trabajar como arqueólogo profesional en diversas intervenciones arqueológicas que me permitían continuar con mi faceta de investigador; el dinero que sacaba de dicho trabajo me servía para pagarme estancias en Italia y Alemania donde, además de aprender el idioma, trabajaba con maestros de dichos países que me han ayudado mucho en el desarrollo de mi profesión; es el caso del Prof. Henner von Hesberg, catedrático entonces de la Universidad de Colonia o Patrizio Pensabene, Profesor de la Universidad de La Sapienza en Roma.

Has tenido la suerte de vivir “días” (años) de grandes avances en ese sentido en nuestra ciudad: el foro (los foros), el teatro, el anfiteatro...
Eso es toda una suerte, indudablemente. Pero dichos descubrimientos no se hacen por casualidad ni mucho menos; la planificación en la investigación es fundamental y todo parte de diversos proyectos destinados a acrecentar el conocimiento de la ciudad histórica. Cuando se iniciaron las investigaciones del Museo Arqueológico en el año 1992 no podíamos saber que íbamos a descubrir el teatro romano, pero sí sabíamos que alguna estructura importante de la ciudad romana estaba allí enterrada. Respecto al Foro de la calle Morería (Foro Nuevo  o Forum Adiectum) es resultado de la catalogación integral del material arquitectónico del Museo Arqueológico. Es decir, no se investiga con vistas a localizar yacimientos o edificios más o menos importantes sino que se hace con las vistas puestas en conocer más de la historia del yacimiento.

¿Ha habido algún momento especialmente singular o simbólico, ya sea a nivel personal o general?
Ha habido mucho tiempo dedicado a la paciente labor de investigar. Ha habido muchos años fuera y lejos de la familia. La constancia y profesionalidad es algo que se requiere para todas las facetas del profesor universitario. Cuando una investigación empieza a dar sus frutos y observas en sus conclusiones que has avanzado algo en el conocimiento de ese tema, ese momento es mágico sin lugar a dudas; pero hasta llegar allí, el camino no siempre es fácil.

¿Cuál ha sido el hallazgo más relevante en tu opinión?
Para mi carrera profesional, sin lugar a dudas la definición de un complejo público de la Córdoba romana como es el Forum Adiectum a través de  los elementos arquitectónicos que lo adornaron. Pero como todo en este mundo, cualquier investigador con los mismos medios hubiera hecho dicho descubrimiento. Quede claro en cualquier caso que no son investigadores que van de francotiradores los que realmente hacen avanzar la historia sino que son los grupos de investigación donde se integran los que tienen todo el mérito.

Ahora miremos adelante y hablemos del futuro del pasado: al igual que se intuía la ubicación de los edificios de espectáculos, ¿qué sorpresas nos esperan todavía de la Córdoba romana?
Como ciudad romana podremos avanzar más en el conocimiento de otros edificios (nuevos templos, termas, casas, etc) Pero lo que considero de mayor interés y urgencia es el conocimiento de los fondos del Museo Arqueológico que atesora verdaderos tesoros; quiero decir que podremos conocer la ubicación de nuevos edificios que componen la ciudad pero habida cuenta de las circunstancias históricas de Córdoba, no creo que su estado de conservación sea tan bueno como en otras ciudades; ello nos obliga a mirar y analizar y extraer conclusiones de todo el material que encierran los almacenes y colecciones del Museo para poder conocer las procedencias de muchas piezas o darle la función original que tuvieron. De ese modo, sin necesidad de excavar, podremos conocer más la historia de nuestra ciudad en su pasado, que no es otra la función del historiador en general y del arqueólogo en particular.

Gracias a una serie de actividades (exposiciones, etc.), los cordobeses están empezando a ser conscientes de que su historia fue ya esplendorosa mucho antes de la llegada del Islam. ¿Qué crees que aún falta por hacer en este sentido?
Tarea de todos es revalorizar la historia de la ciudad en cualquiera de sus épocas; la concienciación es tarea ardua tanto a los políticos como a los ciudadanos en general. Quienes nos dedicamos a la docencia y la investigación en estos temas estamos obligados a responder a las inquietudes de ciudadanos y políticos. El gobierno  está en manos de los políticos que hemos elegido y son ellos los que deben marcar las pautas y directrices. En este sentido, considero que nuestra disposición está más que clara y que la gente dispone de criterios más que suficientes para poder dictaminar si quiere primero conocer su pasado y luego rentabilizarlo. Pero no concibo que mi papel en este tema sea el de Pepito Grillo de nadie, políticos ingluidos. Cada uno tiene un papel y debe decidir dentro de la responsabilidad que le ha tocado.

¿En qué puede afectarnos esa mentalización, más allá del ocio y entretenimiento?
Esa mentalización no es más que cultura; el afán de conocer es inherente a los humanos y en consecuencia, en una sociedad donde cada vez hay más tiempo libre, dicho afán se convierte en una necesidad; transmitir de forma clara y comprensible los conocimientos es primordial para cumplir de forma eficaz nuestra función.

Sin embargo, aún están lejos de que nuestros más antiguos restos materiales tengan una repercusión en el turismo. ¿Crees que llegará ese día? ¿En tu opinión, que nos falta para ello?
Cada vez más esos afanes se transforman en empresas, afortunadamente; gente joven con experiencia está montando un buen número de proyectos empresariales caracterizados, en buena medida, por un gran conocimiento de la realidad histórica y no menor conocimiento de las novedades tecnológicas que facilitan la tarea de acercamiento de la historia al ciudadano.

Al margen del teatro, integrado en el Museo Arqueológico, ¿qué resto crees que podría ser más aprovechable de cara al turismo?
Sin lugar a dudas, el templo de la calle de Claudio Marcelo es ejemplo paradigmático de lo que hay y de lo que puede ser un nuevo hito en la Córdoba romana. La puesta a punto del centro de interpretación de dicho templo puede ser un nuevo elemento de atracción turística. Pero junto a él hay otros muchos que están, por diversas razones en las que no podemos entrar, infravalorados.

¿Qué expectativas tienes para el mencionado Museo Arqueológico una vez sea reformado?
Siempre he dicho que el Museo Arqueológico de Córdoba es de los más importantes del territorio nacional por el contenido y por su continente; tardaremos años en verlo regresar el palacio de los Páez, pero cuando este momento llegue, estoy convencido que se revalorizará con la ayuda del nuevo edificio construido a su lado y que en estos momentos ejerce de sede de la exposición permanente.

Para terminar, recomiéndanos algún pequeño resto de nuestra ciudad, “escondido” y desconocido para la mayoría, del que los lectores de esta entrevista puedan así tener noticias e ir a verlo.
Lamentablemente, hay restos que están en terreno privado y no puedo aquí mencionar por razones obvias; sí que te recomiendo si no yacimientos sí rincones aderezados y decorados con elementos clásicos que le dan un toque de distinción a las plazas que decoran; es un buen ejemplo la plaza de Séneca o la plaza de Jerónimo Páez.

Entrevista realizada por Teo Fernández