Bajo el signo de Tauro se esconden dos explicaciones míticas relacionadas con dos mujeres a las que Zeus amó: Europa e Ío.
De acuerdo a una
de ellas, este animal fue colocado entre las estrellas por haber sido el
“transporte” de la princesa Europa desde su Sidón natal –en otras versiones es
Tiro- hasta la isla de Creta. Europa, hija de Agenor y Telefasa, jugaba con sus
compañeras en las playas de Sidón. Cuando Zeus, al verla, se enamoró de ella y
decidió llevársela con él, para lo que se transformó en un hermoso toro blanco.
Se acercó y se posó al lado de la joven quien, asustada al principio, acabó
acariciando al animal, asombrada por su mansedumbre. Confiada como se encontraba,
se sentó sobre los lomos del animal, que aprovechó la ocasión para arrojarse
con ella al mar y conducirla hasta Creta, donde reveló su verdadera persona
–Zeus- y se unió a la joven. Por el servicio prestado el olímpico catasterizó
al animal en una estrella brillantísima.
Otra versión que
explicaría la razón de la conversión en estrella del toro se relaciona con Ío, doncella
argiva también amada por Zeus y sacerdotisa de Hera. En este caso, no sería un
toro, sino una ternera o vaca, ya que esta joven fue metamorfoseada en tal
animal para escapar de la ira de Hera. Enamorado el dios de la muchacha por su
belleza, le ordenó a través de un sueño unirse a él. Ío consultó la
interpretación de ese sueño con los oráculos de Delfos y Dodona, los cuales le
aseguraron que si esa unión no se efectuaba, la casa y la estirpe paternas
serían fulminadas. Ante tal advertencia la joven se unió con el olímpico, lo
que le arrastró ser objeto de los celos y la ira de Hera, esposa de Zeus. Para
mitigar las consecuencias de su aventura, Zeus transformó a Ío en una ternera,
a la que Hera fustigó haciendo que un tábano la persiguiera sin descanso, hasta
que la joven llegó a Egipto, donde recuperó su forma humana y recibió honores
divinos. De esta manera, la vaca, imagen de Ío y en atención a ella, fue
convertida en estrella.
Según Higinio, Astronomía 2.20, la posición de las
estrellas en Tauro es la siguiente:
“Tiene
una estrella en cada cuerno, pero la que más brilla es la del izquierdo; una en
cada uno de los ojos; otra en medio de la frente y otra en el punto donde nacen
los cuernos. Estas siete estrellas se llaman Híades, aunque algunos niegan la
existencia de las dos últimas, a las que nos acabamos de referir, de modo que
hacen un total de cinco. Además, tiene una estrella en la rodilla delantera
izquierda; una sobre la pezuña; otra en la rodilla derecha; tres en el lomo, de
las cuales la última es la más brillante, y una en el pecho, En total, además
de las Pléyades, dieciocho.” (traducción de Guadalupe Morcillo Expósito).
Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO
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