sábado, 22 de octubre de 2016

San Rafael y Romero de Torres: Córdoba al cuadr(ad)o


San Rafael Arcángel, custodio de Córdoba cuya festividad celebramos el próximo 24 de octubre, fue llevado a lienzo por nuestro más insigne artista, Julio Romero de Torres, quien nació también en fechas que nos son cercanas: un 9 de noviembre.

Podría ser este un cuadro más de los muchos que el pintor dedicase a representar la dualidad del amor (el sacro/divino frente al carnal/profano). Pero hay una serie de elementos, en su mayoría eróticos, que lo hacen destacable. Algunos son:

-  El homenaje a la platería cordobesa a través del pedestal sobre el que se sitúa el Arcángel.

- La extraña (por indecorosa) sensualidad que también desprende el personaje que representaría al amor sacro (mujer de negro).

- La posibilidad de que su postura respecto al Arcángel, como se ha llegado a plantear, insinúe una felación.

- La androginia del cuerpo de San Rafael (evidente no solamente en sus facciones, sino también en su cabello y, sobre todo, sus pechos), que se ha querido explicar como una plasmación de la "androginia divina".

Pero con erotismo o sin él, más allá de estos detalles y de cualquier hipótesis sobre los mismos, la obra resulta especial porque San Rafael y Julio Romero son dos de los elementos más caratcterísticos y diferenciadores de nuestra ciudad. Por eso, unirlos supone una mezcla que multiplica lo cordobés.

Unidos son Córdoba al cuadrado.

Teo Fernández Vélez


Puedes conocer la tradición de San Rafael en nuestra ruta nocturna Leyendas de Córdoba o el universo de Julio Romero de Torres en durante todo el mes de noviembre en el programa de actividades Érase una vez Julio Romero de Torres, que incluirá actividades, conferencias, etc. Toda la info en www.julioromerodetorres.es

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3 comentarios:

  1. Lo de a felaciòn no es posible, la figura del arcángel es una mujer, claramente.

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  2. Me gusta el cuadro. No le conocía. He estado este año en el museo y tampoco recuerdo si está allí.

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  3. Bueno, es realmente extraño porque las tres figuras (que en teoría deberían estar consagradas a la religión más austera) no lo aparentan en absoluto. Sin tener que mirarlo dos veces, ninguno de los tres personajes aparenta castidad, sino sensualidad. No entro en si San Rafael es por las extrañas cosas de la vida una mujer o si sólo lo aparenta, ni siquiera es necesario incidir en la extraña postura de la mujer de negro, basta con ver el conjunto y cómo se acentúa la sensualidad en las tres figuras.

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