En un principio Marzo, o el mes de Marte, era el primero del año del
calendario romano hasta la reorganización del mismo por Julio César, quien le
añadió sesenta días y una quinta parte del día, según Ovidio. A este dios se le
consagró, por una parte, este mes por ser el padre del fundador de la ciudad y
de su hermano, es decir, de Rómulo y Remo respectivamente. Por otra, porque así
esta divinidad presidía las armas que ”proporcionaban abastecimiento y gloria a
un pueblo feroz” (Ovidio, Fastos
3.86)
Una de las
celebraciones que tenían lugar en este mes eran las dedicadas a Anna Perenna
durante los Idus (Los Idus de Marzo son, sin lugar a dudas, más conocidos por
el asesinato de César). Esta festividad se celebraba en las orillas del río
Tiber, lugar en el que los romanos se recostaban y bebían deseándose tantos
años como copas bebían. También cantaban canciones obscenas de amor y de alegría.
Que se celebre
cerca de un río y que se canten ese tipo de canciones tiene su razón de ser en
Ana, la hermana de la reina Dido. Tras el suicidio de ésta, su hermana Ana huyó
por diversos lugares sufriendo avatares varios hasta que llegó al Lacio, donde
fue encontrada por Eneas, quien le dio hospedaje en su casa. Ante las
atenciones que le brindaba, su esposa, Lavinia, tuvo celos de ella y quiso
matarla; sin embargo, Ana, avisada por el espíritu de su hermana, huyó. Numicio,
una divinidad acuosa, la ocultó en su lago. Las huellas seguidas por quienes la
buscaban se perdían en el río, pero ella les cantó para su tranquilidad y
regocijo:
“Soy la ninfa del apacible Numicio;
oculta perennemente en el río me llamo Anna
Perenna”
Convertida en divinidad, Marte le confesó su amor por Minerva y
Anna, juguetona, le concertó una cita con la diosa. Cuando Marte se disponía a
besar a Minerva, descubrió que era Anna con el rostro cubierto, de modo que el
dios se enfadó por verse burlado. Sin embargo, a los demás les resultó gracioso
y por ello cantan este tipo de chanzas.
Probablemente para los griegos el mes Elafebolion (mitad
marzo-mitad abril) sea uno de los más importantes, no sólo se abrían los
puertos que habían estado cerrados durante todo el invierno, sino también por
la celebración que tenía lugar a principios de su mes. Ambos acontecimientos,
la apertura de los puertos y la celebración, suponían una revolución para
Atenas y una demostración de su poder. Pero ¿qué fiesta se celebraba que originara
tanto revuelo? Las Grandes Dionisias.
Las Grandes Dionisias eran una celebración en honor a Dioniso como
“observador” de lo que ocurría dentro de la escena (la palabra griega para
‘teatro’ proviene de una raíz que significa ‘ver, observar’). y en ellas durante cinco días se desarrollaban
competiciones teatrales, entendiendo que el teatro abarcaba competiciones
líricas, de comedia y de tragedia. Este era el orden en el que los géneros
competían. La tragedia ocupaba los tres últimos días, ya que tres eran los
autores que representaban sus tetralogías (tres tragedia y un drama satírico).
Las fiestas comenzaban con una procesión hacia el templo de Dioniso Eleutheros, en Eleusis. Finalizaban las
Dionisias con la proclamación de los ganadores a ‘Mejor actor trágico’, ‘Mejor
poeta trágico’ y ‘Mejor corego’ (director de coro).
Las Grandes
Dionisias eran importantes por dos razones. En primer lugar, Atenas recibía a
los extranjeros que venían tras abrirse los puertos, lo que le permitía mostrar
su poderío; en segundo lugar, el teatro ponía en escena a través de los mitos y
sus protagonistas los problemas políticos del momento.
Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO
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