sábado, 28 de diciembre de 2013

Los mitos y el cine (IV): Drácula



"Bienvenido a mi humilde morada.
Entre libremente, por su propia voluntad,
y deje parte de la felicidad que trae."


Es la novela Drácula (1897), del irlandés Abraham (Bram) Stoker, la que dibuja la imagen del vampiro tal y como la concebimos hoy en día, cristalizando en ella muchas tradiciones y supersticiones anteriores europeas que ya habían empezado a reflejarse en diversas obras literarias del siglo XIX. En el libro se usa, por cierto, una curiosa estructura: no es lineal, sino que se presenta como una sucesión de cartas, artículos de periódico, etc., que van conformando la historia.

El nombre del protagonista fue tomado de alguien que realmente existió en la Valaquia (sur de Rumanía) del siglo XVI: el principe Vlad III (llamado Vlad Drăculea o Dracul y conocido como Vlad Tepes -Vlad el Empalador-). Sin embargo, no hay acuerdo sobre si este personaje real (supuestamente poseedor de un caracter sanguinario que provocaría su apodo de el empalador) influyó en la creación del literario; o si, por elcontrario, Stoker descubrió al Vladimir histórico una vez definido su vampiro y tan sólo tomó para este el eufónico nombre de aquel.

Una de las más fascinantes hipótesis sugiere que entre sus fuentes se encontrase la Condesa Erzsébet Báthory (1560-1614), que hacía uso de la sangre de doncellas como fuente de la eterna juventud. Sea como fuere, no hay duda de que la visión que hoy tenemos tanto de Vlad III como de la propia Báthory se deben a la influencia que retrospectivamente ejerce el desbordante peso iconológico de Drácula.

Destacaremos tres adaptaciones cinematográficas que, objetivamente, serían las más destacadas:

El alemán F.W. Murnau llevó la novela a la gran pantalla en 1922, pero, al no conseguir los derechos de autor, debió realizar algunas alteraciones, como los nombres de los personajes (y, claro, el título) o las localizaciones. Resultó así la mítica Nosferatu, el vampiro, de argumento tan parecido al Drácula original que le hizo ser acusado de plagio y la mayoría de las copias fueron destruídas. Lo más curioso es que el film inspiró su propia leyenda: que el protagonista Max Schreck era realmente un vampiro (y que, a su vez, dió pie a la película La Sombra del Vampiro, protagonizada por John Malkovich y Willem Dafoe).

Ya en 1931, Bela Lugosi, que llevaba años interpretando al Conde en el teatro, protagonizó, a las órdenes de Tod Browning, otra de las adaptaciones de culto. Al igual que ocurrió con la expresionista versión de Murnau, algunas de sus escenas (como el saludo de bienvenida a John Harker o la llegada de sus novias) se han convertido en iconos del cine de terror.

Pero es la de Francis Ford Coppola (1992) la más conocida, por su calidad y por ser la más reciente. Respecto al libro, la película se muestra más sensual, se recrea en la versión más sanguinaria de Vlad Tepes y, sobre todo, hace que la trama incluya una historia de amor inmortal que poco tiene que ver con el libro, características todas muy hollywoodenses.

Sin embargo, no deja de ser considerada la adaptación más fiel (por ejemplo, es la única en la que aparecen todos los personajes). Y el director tiene el enorme mérito de haberle otorgado una estética personal y atemporal, expresionista como Murnau y clásica como Browning, convirtiendo a la cinta no solamente en tan inconfundible como aquellas sino, incluso, aún más imperecedera.

Teo Fernández

sábado, 21 de diciembre de 2013

El mito del mes: capricornio



Dos son las versiones existentes respecto a quién representa el signo zodiacal Capricornio (Pan o Amaltea), si bien una de ellas es la más aceptada por los mitógrafos, y es la que recogemos en esta ocasión. 

En la primera versión, Capricornio es la catasterización (conversión en estrella) de Pan. Según Eratóstenes (Catasterismos 27), Egócero –“Capricornio”, un epíteto de Pan- recibió el honor de convertirse en constelación por haberse criado junto a Zeus y haberlo ayudado en su lucha contra los Titanes. La ayuda que le proporcionó vino en forma de estratagema: descubrió una caracola con la que armó a los aliados e hizo que soplaran por ella. El eco de este sonido produjo tal miedo en los Titanes que éstos huyeron. A partir de entonces, el tono de ese sonido recibe el nombre de “Pánico”. Él, por su parte, participó en esta lucha arrojando conchas al enemigo (Higinio, Astronómica 2.28). Tras hacerse Zeus con el poder, situó a Pan entre los astros. Por haber descubierto la caracola en el mar, tiene la cola de pez.

En otra variante, la ayuda proporcionada por Pan –en Higinio, Fábulas 196; Astronómica 2.28- viene en forma de metamorfosis. Éste les ordenó a los dioses que se transformasen en animales para evitar la crueldad de Tifón, monstruo feroz y violento y enemigo de los dioses: Apolo se transformó en un ave, Ártemis en un gato o Hermes en un ibis. Pan se lanzó al río, convirtiendo la parte inferior de su cuerpo en un pez y el resto en cabra. Zeus, admirado de su astucia, lo catasterizó con esa doble forma.

Eratóstenes nos describe la posición de las estrellas en Capricornio de la siguiente manera: “Sobre cada cuerno tiene una estrella; <en el morro, una> brillante; en la cabeza, dos; <en> en el cuello, una; <en> el pecho, dos; <en> la pata que tiene adelantada, dos; <en el extremo de la pata, una; en> el lomo, siete; <en> el vientre, cinco; <en> la cola, dos brillantes: en total, veinticuatro” (traducción de José B. Torres Guerra).


Pero, según la otra versión, bien pudiera ser Amaltea.

Zeus, al nacer, para evitar que su padre Crono se lo comiera, fue confiado por su madre Rea a Temis, quien, a su vez, lo entregó a Amaltea. En la versión más extendida Amaltea era una cabra, mientras que en otras una ninfa cretense dueña de la cabra. Esta cabra, hija del Sol, era un ser tan horrible en su físico que los dioses primeros, los de la época de Crono, suplicaron a la Tierra que la escondiera en una gruta de Creta.

En una ocasión, cuando Zeus jugaba con Amaltea, le arrancó uno de sus cuernos, produciéndole un tremendo dolor. Cuando el futuro Padre de dioses y hombres creció, concedió al cuerno arrancado el don de la abundancia (conocido desde entonces como Cornucopia o Cuerno de la Abundancia).

También el Olímpico tomó la piel de la cabra en su lucha contra Titanes siguiendo los consejos de un oráculo, pues esta piel era invulnerable y en el centro del lomo tenía la cara de la Gorgona Medusa, que petrificaba a quienes la miraban. Con ella se fabricó un escudo que legaría a su hija Atenea. Recubrió la carne de la cabra con otra piel, dotándole de vida e inmortalizándola en astro celeste.

De acuerdo a Eratóstenes (Catasterismos  13), la estrella de la Cabra forma parte del Auriga, en concreto está situada en el hombro izquierdo de éste.

Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO 

jueves, 12 de diciembre de 2013

Mitos y leyendas de la provincia de Córdoba (VIII): Villa M.



No muy lejos de una antigua estación de tren, se encontraba Villa M., una preciosa casa antigua, con unas hermosas palmeras que adornaban la entrada. Los propietarios, M., de quien tomó el nombre aquel caserón, y su esposo. A escasos metros estaba otra casa, propiedad del cuñado de M., hermano de su esposo. Era una casa de aspecto más moderno, en la que había un huerto, y un pozo de gran  profundidad.

La relación de los tres era excelente y, a vista de todos, se trataba de una familia muy unida y feliz. Pero hace pocas décadas el destino quiso que esa felicidad se tornara en tristeza.

M., aunque mantenía un matrimonio feliz, se enamoró locamente de su cuñado, algo que, de forma inesperada, descubrió su marido cuando un día, al llegar a casa, los encontró juntos. Sin mediar palabra, salió de la habitación y, una vez M. se hubo quedado sola, fue a buscar su escopeta, y le asestó dos disparos causándole la muerte. Inmediatamente después, se dirigió a casa de su hermano y se arrojó al pozo, muriendo ahogado.

El amante de M. comprendió que su hermano había descubierto el romance que mantenían y, con el asesinato de esta y su posterior suicidio, no hacía otra cosa que condenarlo a vivir el resto de su vida con un sentimiento de culpa por lo sucedido. La situación le causó tan gran pesar que, siete días después de lo ocurrido, al no poder soportar la pérdida de la mujer a la que amaba, saltó al interior del pozo al igual que días antes hiciera su hermano, con la idea de reunirse con ella.

Con el paso de los años, lo que fue el hogar de M. y su esposo fue derribado, quedando un solar vacío. Sin embargo, la casa de su cuñado, aún sigue en el mismo lugar y, al parecer, aún deambula por sus pasillos su alma atormentada, que jamás llegó a reunirse con su amada.

El actual propietario de la casa pretendía reformarla, pero se ha dado por vencido. Cada vez que lo intenta, se derrumba misteriosamente todo aquello que construye. Según cuentan, es el propio amante de M., que no quiere que nadie habite la casa en la que pensaba pasar el resto de sus días junto a la que fuera el amor de su vida.

Inmaculada Muñoz

(*Hemos omitido los nombres tanto  de los personajes como el de
la localidad por respeto a los protagonistas de la historia).

lunes, 9 de diciembre de 2013

Pedales y solidaridad


Se acerca la Navidad y cerramos el "otoño" con dos novedosas actividades:

En primer lugar, el miércoles 11 de diciembre realizamos un recorrido en bicicleta de nuestra ruta nocturna Leyendas de Córdoba, en colaboración con Bed and Be, que aporta los ciclos a quienes no tengan de su propiedad. Comenzará a las 19:00 hrs. y el precio será más barato de lo habitual: 10 euros.

Por otro lado, el sábado 21 de diciembre a las 10:00 hrs. estrenaremos nuestra ruta "Más Leyendas de Córdoba" (centrada en el norte de la Axerquía), con  la particularidad de que, aprovechando de que se trata de fechas señaladas, los 15 euros por persona irán destinados al banco de alimentos

En ambos casos, y como es habitual, el teléfono para más información y las imprescindibles reservas es el 625080785. ¡Os esperamos!

Teo Fernández

lunes, 2 de diciembre de 2013

El mito del mes: Sagitario


A este signo se le conocía también en la Antigüedad con el nombre de ‘Arquero’, por el arma que sostiene en sus manos.

Sobre quién sería el ser catasterizado*, los mitógrafos ofrecen dos posibilidades: que fuera un centauro o que fuera Croto. Sin embargo, según Eratóstenes (Catasterismos 28), Sagitario no puede ser un centauro porque éstos no hacen uso del arco, un arma demasiado sofisticada para ellos. Así, sólo queda que sea Croto.

Croto era hijo de Pan y de Eufeme, nodriza de las Musas, de las que era hermano de leche y con las que vivía y cazaba en el Helicón. Según los autores, fue el inventor del tiro con arco, arma de la que se servía para cazar animales salvajes para su sustento. Cuando se juntaba con las Musas, como muestra de admiración hacia ellas por la exquisitez de su arte, les hacía gestos con las manos, aplaudiéndoles. Ellas, en agradecimiento, pidieron a Zeus que encumbrase a Croto, a lo que el Padre de dioses y hombres accedió transformándolo en estrella. A sus rasgos caprinos –pues era hijo del sátiro Pan- Zeus añadió el tiro con arco.

No obstante, el mitógrafo Higinio (Astronómica 2.27) presenta otra versión para explicar las extremidades equinas y la cola caprina de sátiro. Debido a su velocidad, a su agilidad en la caza y a su sensibilidad para el arte, las Musas quisieron recompensarlo y pidieron a Zeus que lo catasterizara. Así, Zeus, para que Croto exhibiera todas sus habilidades en un solo cuerpo, le concedió los costados de caballo, pues le encantaba cabalgar; le añadió las flechas, con las que mostraba su velocidad y su agilidad para la caza, y le hizo crecer la cola de sátiro, ya que las Musas disfrutaban de su compañía, como Dioniso con los sátiros.

Eratóstenes nos describe la posición de las estrellas en Sagitario de la siguiente manera: “En la cabeza tiene dos estrellas; en el arco, dos ; en la punta de la flecha, dos; en el codo derecho, una; <en> la punta de la mano, una; en el vientre, una brillante; <sobre> el espinazo, dos; <en> la cola, una; en la rodilla delantera, una; en el casco, una; <en la rodilla que tiene retrasada, una>: en total, quince” (traducción de José B. Torres Guerra).

Dámaris Romero
Profesora de Filología Griega de la UCO


*Convertido en estrella.