La Casa de los Villalones, más conocida como el Palacio de Orive, es un edificio renacentista del siglo XVI, obra de Hernán Ruiz II, que alberga una de las más famosas leyendas de Córdoba: la de doña Blanca, quien, como consecuencia de una malidición, queda encerrada y perdida bajo el subsuelo del palacio.
Durante siglos se comentaba en el vecindario que por las noches la escuchaban pedir socorro o que veían una sombra vagar por el interior de la casa. Desde el 2003, año en el que se trasladan allí diversas delegaciones del Ayuntamiento, la rumurología ha descendido considerablmente; pese a ello, mantiene el sobrenombre popular de La casa encantada.
Durante siglos se comentaba en el vecindario que por las noches la escuchaban pedir socorro o que veían una sombra vagar por el interior de la casa. Desde el 2003, año en el que se trasladan allí diversas delegaciones del Ayuntamiento, la rumurología ha descendido considerablmente; pese a ello, mantiene el sobrenombre popular de La casa encantada.
Sin embargo, el "otro" espectro continúa allí. Pero no sería exactamente lo que solemos llamar fantasma, sino una impregnación. Concretamente, la impregnación de un antiguo escribano.
¿Qué es una impregnación? Se trata de un registro energético del pasado; una especie de "grabación". Por tanto, esta energía, contrariamente a nuestro habitual malévolo concepto de fantasma, no interactúa con nadie. Y, además, repite siempre la misma acción, motivo este por el que aún más podemos definirlo como "grabación": una grabación (energética) que se repite en bucle.
¿Qué es una impregnación? Se trata de un registro energético del pasado; una especie de "grabación". Por tanto, esta energía, contrariamente a nuestro habitual malévolo concepto de fantasma, no interactúa con nadie. Y, además, repite siempre la misma acción, motivo este por el que aún más podemos definirlo como "grabación": una grabación (energética) que se repite en bucle.
No son pocas las personas sensitivas que afirman haber contemplado a este escribano. Y, personalmente, me resultó muy curioso que, cuando escuché hablar de él hace unos meses, recordé que yo ya conocía su existencia desde unos veinte años atrás. Pero no sé de qué: no recuerdo si lo había visto o si alguien me lo contó.
Quizá lo vi, porque, cuando éramos niños todos teníamos esa capacidad sensitiva. O quizá lo soñé, porque, en el fondo, las leyendas (y fantasmas) de nuestra ciudad no dejan de ser una parte de nosotros mismos.
Teo Fernández Vélez
(Información registrada)
Si quieres conocer la tradicional leyenda de Blanca de Orive, así como otras mágicas historias de nuestra ciudad, no te pierdas nuestra ruta nocturna Leyendas de Córdoba. Puedes suscribirte al blog (arriba a la derecha) y recibirás de forma gratuita len tu correo electrónico los artículos y nuestra agenda de actividades.
Historia interesante cuanto menos. Y los dos últimos párrafos te han quedado maravillosamente poéticos.
ResponderEliminarLos fantasmas dejaron de manifestarse cuando la casa fue ocupada por órganos del ayuntamiento, porque a partir de ese momento pasaron a ser funcionarios y ya no tenían de que quejarse.
ResponderEliminarMejor q registres la. Información, si porq por ahí hay algunos q se atribuyen como suyas ciertas informaciones y van de programa en programa contando historias inventadas. Me ha gustado lo de la impregnación. No lo había escuchado antes.
ResponderEliminar