En
uno de los pasillos del Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba se encuentra este bellísimo
sarcófago familiar romano del siglo III d.C. que originalmente fue hallado en
la zona residencial cordobesa de El Brillante.
En
él podemos observar cuatro figuras humanas, dos femeninas y dos masculinas, y
una puerta flanqueada por dos columnas que separan los tres paneles en los que
se divide este lateral del sarcófago. Pero ¿qué hay detrás de ello? ¿Qué
representa? Pues ni más ni menos que un mito fúnebre romano de gran tradición,
el del paso al Averno.
Y
es que las dos figuras principales, que aparecen de cuerpo entero, representan
a un matrimonio que, acompañado cada uno de su maestro o preceptor, se prepara
para atravesar la puerta del panel central del sarcófago, la Puerta del Hades.
Ambos, con toda seguridad personajes reales del siglo III d.C., han sido
preparados a lo largo de su vida para este momento.
Él,
indudablemente una figura importante de la Corduba del siglo III, ha sido
instruido por su maestro, que hasta este último momento le acompaña para
guiarle. Ella, su esposa, que también ha cultivado su espíritu con la ayuda de
su preceptora, aparece acompañada igualmente por esta.
Juntos
en
esta vida, ahora atravesarán la Puerta hacia el Inframundo, donde
estarán,
también, juntos. Importada esta tradición de la mitología griega, en
ella los
difuntos, los esposos en este caso, tendrían que pasar al Averno una vez
fallecidos, y para ello, tras atravesar la puerta, deberían cruzar el río
Aqueronte, con la ayuda de Caronte, un barquero que a cambio les pedía
un óbolo
(moneda romana). Precisamente por esto, los familiares del difunto
matrimonio
debieron depositar una de estas monedas en las bocas de ambos
personajes. Tras
este paso, nuestros esposos seguirían su camino y se encontrarían con
Cerbero,
el perro de Saturno o Hades, y al dejarlo atrás acabarían, por fin,
entrando al
mundo de los muertos para ser juzgados por sus hechos en vida.
Pero
en este ajetreado paseo nuestros amigos tuvieron una pequeña ayuda, y es que en los laterales de
su sarcófago aparecen un Pegaso y una pantera, rápidas criaturas que, seguro,
les socorrieron para hacer que todo el proceso fuera mucho más rápido. O por lo
menos, eso es lo que representan.
Isa Barrado
Colaboradora Honoraria
del Departamento de Historia Moderna
de la Facultad de Filosofía y Letras
(Imagen: www.delcampe.com)
(Imagen: www.delcampe.com)
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