Conocido también como "Aguador", este segundo nombre nos ofrece bastante información sobre quién se esconde detrás de esta constelación.
El aguador más conocido de toda la mitología griega es Ganímedes, hijo de Tros y Calírroe. Siendo apenas un adolescente, mientras vigilaba los rebaños de su padre en las montañas que circundaban Troya, Zeus se fijó en él y quedó prendado de la belleza del joven -no en vano Homero lo califica como “el más bello de los hombres mortales” (Ilíada 20.232). Sin dudarlo, el olímpico lo raptó sirviéndose de un águila –convertida por ello en estrella- o transformado él mismo en águila, y se lo llevó al Olimpo. Allí servía de copero de Zeus escanciando néctar en la copa del dios.
Por eso, las estrellas que conforman la
constelación de Acuario representan a este aguador que “se halla de pie
sosteniendo una vasija y [que] vierte una gran cantidad de líquido”
(Eratóstenes, Catasterismos 26). La
posición de estas estrellas es la siguiente de acuerdo, como siempre, a
Eratóstenes:
“Tiene en la cabeza dos
estrellas de brillo escaso; en cada hombro, una (grandes las dos); en cada
codo, una; en la punta de la mano derecha, una brillante; en cada tetilla, una;
bajo las tetillas, a uno y otro lado, una; <en > la cadera izquierda,
una; <en > cada rodilla, una; <en > la espinilla derecha, una; en
cada pie, una: <en total, diecisiete>. El agua que vierte consta de
treinta y una estrellas, y tiene dos que son brillantes” (traducción de José B.
Torres Guerra).
Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO
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