miércoles, 16 de enero de 2013

De cómo una leyenda se vuelve actualidad


Es en Córdoba conocida por muchos (incluso a menudo noticia de prensa local) la polémica que en los últimos años protagonizan los templos de San Pablo y San Agustín en torno al retorno de la imagen de la Virgen de las Angustias al edificio agustino tras casi medio siglo de estancia en el de Capitulares. Pero lo más curioso es que esta situación tiene sus raíces en una tradición que cuenta ya con muchos más años de historia...

Estaban los monjes dominicos de San Pablo trabajando en su huerto (luego Huerto de Orive, hoy Jardín de Orive) cuando un burro se les coló dentro con una caja de madera atada sobre el lomo. Rápidamente lo echaron, y el animal continuó con su pesada carga el camino hacia "abajo", llegando hasta San Agustín.

Allí, el trato que encontró por parte de los monjes fue totalmente distinto: le dieron agua y comida y le desataron el cajón, de forma que el animal pudo escaparse rápidamente en un descuido. Pero la provindencia tenía reservado un agradecimiento muy especial a su buen hacer: al abrir la caja, encontraron dentro una hermosísima talla de la Virgen de las Angustias.

Cuando la noticia llegó a oídos de los dominicos, estos la reclamaron como suya, pues consideraban que desde el cielo se la habían mandado a ellos, ya que el burro fue primero a su convento. Sin embargo, los agustinos se negaron rotundamente, alegando que ellos habían acogido al burro, mientras que en San Pablo lo habían expulsado.

La trifulca acabó buscando solución en la Justicia, que determinó que la Virgen correspondía a San Agustín, pero dejó una puesta abierta para contantar a los dominicos: si alguna vez la Virgen entraba en San Pablo, ya no saldría...

Teo Fernández

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