El blog se ha trasladado a nuestra web www.eraseunavezcordoba.com :)
Érase una vez Córdoba
(Antiguo blog "Leyendas de Córdoba")
jueves, 18 de mayo de 2017
domingo, 26 de marzo de 2017
5 años de leyenda(s)
Con el mes de marzo, cerramos la celebración de nuestro V cumpleaños.
Queríamos conmemorarlo contándoos, como es habitual en nosotros, Córdoba de una manera diferente. Especialmente, nos interesaba haceros llegar alguna leyenda poco divulgada. Por eso organizamos dos rutas guiadas por la zona Norte de la Axerquía, en las que colaboraron el Palacio de Viana y el Ayuntamiento de Córdoba, y que incluyeron visita a la Torre de la Malmuerta:
Si no te fue posible asistir, puedes sumarte a nuestra habitual ruta nocturna Leyendas de Córdoba, que narra otros relatos tradicionales de nuestra ciudad. Tienes toda la info en nuestra web haciendo click aquí.
Las leyendas de la Torre y su interior puedes conocerlos en este vídeo que realizamos con PTV Córdoba:
Pero, además, se da la circunstancia de que, coincidiendo justamente con el mes de marzo, Fundación PRASA nos encargó un repertorio de visitas guiadas sobre diferentes aspectos del patrimonio histórico-artístico cordobés: Sobre arqueología (Córdoba Subterránea), Historia (La Inquisición en Córdoba) y Arte (Julio Romero de Torres -imagen inferior, otra vez con la colaboración de Palacio de Viana-).
Si también te habría gustado acompañarnos, no te pierdas las próximas. Tienes toda la info en nuestra web (aquí).
¡Y muchas gracias por acompañarnos estos cinco años! :)
viernes, 10 de febrero de 2017
Córdoba y Roma (II): la Iglesia de Montserrat
La Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat en Roma es, como su nombre indica, la iglesia nacional de España en la capital italiana.
Encontramos en ella la curiosa copia de la Virgen de Montserrat del santuario catalán (imagen superior), así como afamadas tumbas: la de Calixto III y Alejandro VI (los dos Papas Borgia) y la ahora vacía de Alfonso XIII, cuyos restos fueron trasladados a El Escorial. Ambas se encuentran en la misma pared, tal y como puede verse en una de las imágenes inferiores.
Pero nos interesan más otras lápidas. Concretamente, las de cordobeses, como la que se encuentra junto al altar mayor:
Aquí yace el cuerpo del muy noble varón Francisco de Valenzuela, natural de Córdoba, Caballero de la Orden de Santiago, gentil hombre y criado de la Casa Real del invictísimo Carlos V, Emperador Rey (...)
Muchas de estas lápidas son cenotafios; es decir, no contienen restos. El motivo de ello radica (exceptuando el particular y mencionado caso de Alfonso XIII) en que hace apenas dos siglos, esta iglesia, entonces llamada Santa María de Montserrat, se fusionó con otra: la de Santiago, que fue clausurada. Y nació así el nombre actual del templo, mezcla de ambos.
Por este acontecimiento, la mayoría de las tumbas que había en Santiago fueron removidas, y, sus restos, reunidos y trasladados. De esta forma, muchas lápidas y monumentos, aun igualmente llevados a Montserrat, quedaron descontextualizados y normalmente no pueden ser contempladas por el público general.
Como la que podéis ver bajo estas líneas, también para un cordobés... ;)
Como la que podéis ver bajo estas líneas, también para un cordobés... ;)
Teo Fernández Vélez
Si quieres descubrir otras curiosidades de tu ciudad, no te pierdas nuestras visitas guiadas :)
Info aquí.
domingo, 29 de enero de 2017
Córdoba y Roma (I): El monte Testaccio
Al sur del Aventino (una de las sieste famosas colinas de Roma) existe otro montículo, más pequeño, llamado Testaccio, al que corresponde la imagen superior.
¿Cuál es el origen de su nombre?
Testa significa, en latín, teja o vasija de arcilla, así como fragmento de las mismas. Y se da el caso de que el monte se formó por la acumulación (organizada y, en gran medida, planificada) de fragmentos de ánforas que llegaban al vecino puerto del río Tíber y eran desechadas una vez vaciadas. De ahí Testaccio, que vendría a ser el monte de los testae (plural de testa). De hecho, hoy en día, los romanos lo llaman, popularmente, de forma casi idéntica pero en italiano: monte dei cocci.
¿Qué tiene esto que ver con Córdoba?
Pues, según pudieron comprobar los arqueólogos, la mayoría de estos testae correspondían a ánforas de aceite que provenían de la zona sur de España (provincia Bética, así llamada por el río Betis -Guadalquivir-).
Y, claro está, si de aceite del sur de España se trata...
Conclusión: ¡La a veces llamada octava colina de Roma se conformó en gran medida por las ánforas que eran enviadas desde nuestra ciudad hace casi dos mil años!
Teo Fernández Vélez
Si quieres conocer otras curiosidades de Córdoba (leyendas, tradiciones, restos romanos subterráneos...) no te pierdas nuestras rutas guiadas por la ciudad. Puedes ver la info en nuestra web haciendo click aquí.
*Fotos: Imago Romae y Wikipedia.
lunes, 9 de enero de 2017
GarabaTEOs (XI): La autodestrucción del turismo en Córdoba
Estuvimos años, muchos años (muchas legislaturas de gobiernos municipales, diría) escuchando la cantinela de que se trabajaba por traer a Córdoba un turista "de calidad". Dicho de otra forma, que vinieran menos turistas que gastasen más. Postura muy lógica: Por supuesto, todo el mundo tiene derecho a viajar y conocer un Patrimonio que, además, en nuestro caso, es de la Humanidad. Pero eso no resulta un impedimento para focalizarse en ese perfil de visitante, el idóneo para una ciudad patrimonial y con enclaves de suma fragilidad.
Pues bien, no entraré a valorar si se hizo bien o mal, si se consiguió o no. Es más, ni siquiera me meteré en si las acciones promocionales y todo eso de los planes especiales de no se qué (esos nombres rimbombantes que aburren a todo el mundo menos a los que los diseñan) llegaron a estar realmente pensados para ese fin.
No hace falta. Tuvimos la primera en la frente: los patios.
El declararlos Patrimonio Inmaterial de la Humanidad supuso un logro que está resultando demasiado complejo de gestionar, al punto de que el tiro puede salirnos por la culata y llevarlos a morir de éxito.
El Festival de mayo soporta desde entonces un aluvión difícilmente calculable de personas que, en su mayoría, no pernoctan en la ciudad. Y que, en muchos casos, traen el almuerzo en la mochila. Por tanto, vemos cómo nuestro patrimonio físico e inmaterial sufre sobremanera, cómo las heróicas familias cuidadoras se desbordan, cómo la calidad de las visitas a estos espacios se resiente, etc., etc... Sin que todo ello suponga, como contrapartida, unos beneficios económicos para sociedad cordobesa. (Al menos, unos beneficios que sean, claro, medianamente proporcionales a ese desgaste).
Por eso, cuando veo que se promocionan incansablemente, sin haber conseguido todavía gestionar el desmadre de mayo y sin tener una infraestructura estable el resto del año (en verano apenas hay un patio visitable en toda la ciudad), me echo a temblar. Y, como se comprobó en el debate sobre los patios que El Día de Córdoba organizó hace unos meses en el Palacio de Viana, esta opinión es prácticamente unánime en los colectivos vinculados a ellos.
Lo mismo me vino a la cabeza cuando escuché que se iban a poner dos taquillas en el Alcázar como solución a las colas en su acceso. ¿Un bien patrimonial como el Alcázar puede soportar aún más visitantes al mismo tiempo? Y digo yo... ¿No es mejor distribuir a los turistas por otras zonas y monumentos? ¡Como si en Córdoba no hubiera cosas que visitar! Pero eso no se puede hacer cuando ya están aquí. Hay que "decirles" lo que tienen que ver y visitar antes de que viajen. Pero nosotros, como he dicho, hacemos lo contrario: promocionar lo ya saturado. Por ejemplo, patios y más patios...
Lo mismo me vino a la cabeza cuando escuché que se iban a poner dos taquillas en el Alcázar como solución a las colas en su acceso. ¿Un bien patrimonial como el Alcázar puede soportar aún más visitantes al mismo tiempo? Y digo yo... ¿No es mejor distribuir a los turistas por otras zonas y monumentos? ¡Como si en Córdoba no hubiera cosas que visitar! Pero eso no se puede hacer cuando ya están aquí. Hay que "decirles" lo que tienen que ver y visitar antes de que viajen. Pero nosotros, como he dicho, hacemos lo contrario: promocionar lo ya saturado. Por ejemplo, patios y más patios...
¿Por qué cuento todo esto ahora? Porque, al final, ha ocurrido: Tras años de mejora en la satisfacción del visitante (eso sí ha sido incuestionable), esta Navidad he escuchado a muchos turistas quejas referentes a la masificación. Quejas que antes solamente había tenido durante el concurso de patios o en momentos muy puntuales de algún "puente".
Especialmente me dolió lo que me dijo una mujer de Toscana (Italia) que trabajaba en una agencia de viajes: "Ya nunca más mandaré gente a Córdoba. Aquí no se puede andar por la calle. Hace años era una maravilla. Ahora ya sois otro parque temático."
(Y eso lo sentenció alguien de una región más que acostumbrada a las oleadas de turistas...).
(Y eso lo sentenció alguien de una región más que acostumbrada a las oleadas de turistas...).
Era inevitable:
Hemos desplumado la gallina de los huevos de oro.
¿Llegaremos a comérnosla?
Teo Fernández Vélez
lunes, 19 de diciembre de 2016
El mito del mes: diciembre
Llegamos al último mes del año en nuestro calendario. También es
el último mes en el calendario romano que usará un número como nombre (decem, ‘diez’), atendiendo a la posición
que ocupaba. En el calendario ático (griego) se conoce como Poseidon (mitad diciembre-mitad enero), por tomar su nombre del
dios Poseidón.
No cabe duda de que el calendario romano
festeja una de las fiestas más conocidas: las Saturnalia. Éstas tenían lugar
entre el 17 y 23 de diciembre, que coincidía con el solsticio de invierno, justo
después de que se hubiera recogido toda la cosecha de los campos.
Se celebraban en honor a Saturno quien, tras ser expulsado por Júpiter, fue acogido por Jano, un dios “de la primera generación”, de acuerdo a Macrobio (Saturnales 1.7.19-23). Ambos gobernaron conjuntamente la ciudad de Janículo (en la región de lo que se conoce como Italia) y fundaron la ciudad de Saturnia (el Lacio). Debido a la época de prosperidad que tuvieron durante su gobierno, sus descendientes les dedicaron dos meses contiguos: en diciembre se celebraría la festividad de Saturno y enero recibiría el nombre de Jano (Ianarius).
Se celebraban en honor a Saturno quien, tras ser expulsado por Júpiter, fue acogido por Jano, un dios “de la primera generación”, de acuerdo a Macrobio (Saturnales 1.7.19-23). Ambos gobernaron conjuntamente la ciudad de Janículo (en la región de lo que se conoce como Italia) y fundaron la ciudad de Saturnia (el Lacio). Debido a la época de prosperidad que tuvieron durante su gobierno, sus descendientes les dedicaron dos meses contiguos: en diciembre se celebraría la festividad de Saturno y enero recibiría el nombre de Jano (Ianarius).
Saturno fue asimilado al dios griego Cronos, padre de Zeus, bajo el cual se vivió una Edad de Oro, donde había prosperidad y dioses y hombres convivían en armonía, por lo que los romanos hablan de la Edad de Oro de Saturno.
Las fiestas se abrían con un gran sacrificio, seguido de un banquete al que asistía todo el mundo vestido con ropas no demasiado formales y un gorro (¿reminiscencia en las coronas de papel que vienen en los crackers navideños ingleses?). Acaba con el grito ‘Io Saturnalia’ resonando por toda la ciudad. En el día del banquete la estatua de Saturno es despojada de sus cadenas de lana, las cuales bien representaban que el fruto que había estado oculto durante un tiempo, bien porque se quisiera retener la presencia del dios. Era un tiempo de alegría (tiendas, escuelas y juzgados estaban cerrados), de exceso en cuanto a comida y bebida, y de intercambiar regalos -pequeñas muñecas de cerámica para los niños y velas a los adultos. En este contexto alegre, las normas sociales se relajaban y los siervos eran tratados igual que los señores, incluso en las casas podían ocupar el lugar de sus señores, y se elegía al “rey de las burlas” (Saturnalicius princeps), que sería el Señor de las Fiestas.
Por su parte, en Grecia también se celebraba el solsticio de invierno a través de fiestas que tenían como centro a Deméter y Dionisio.
La fiesta Haloa estaba dedicada a Deméter y Dionisio tras el corte de los viñedos y la degustación del nuevo vino. Era también una fiesta en la que predominaba la alegría, y en ella el protagonismo correspondía a las mujeres de cualquier condición social, ya que sólo participaban féminas. Los hombres estaban fuera del recinto. Durante este tiempo las mujeres portaban símbolos de los genitales masculinos y femeninos; comían dulces y pasteles con formas de genitales masculinos; bebían grandes cantidades de vino, y se susurraban canciones y dichos obscenos por parte de las sacerdotisas en el oído de las mujeres para incitarlas al adulterio. Todo ello (comida, bebida y canciones) tenía por objetivo favorecer la fertilidad. No en vano Deméter y Dionisio eran dioses de la fertilidad, de los campos y de los viñedos, respectivamente.
Era también la época de las Dionisias rurales, en las que procesionaba Dionisio en forma de falo (de nuevo, símbolo de fertilidad). Un ejemplo de cómo sería esa procesión se encuentra en Aristófanes, Acarnienses 197-203. Eran unas fiestas alegres y dicharacheras en las que grupos de muchachos entonaban canciones con toque chirigotero (en contenido) a todo aquel con el que se encontraban y realizaban danzas obscenas. A ellas se añadían el vino y los higos como símbolos de Dionisio. Plutarco, si bien se queja de los gritos, el jaleo y la vulgaridad en la que a veces se incurría durante estos días (Mor. 1098C), también recoge la sencillez del origen de la fiesta:
El festival patrio de las Dionisíacas se celebraba antiguamente con una procesión popular y alegre. Un ánfora de vino y un sarmiento, después alguien arrastraba al macho cabrío, otro seguía portando un cesto de higos pasos y, después de todo, el falo (Mor. 257D, traducción Rosa Mª Aguilar).
Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO
Si quieres conocer nuestros mitos y tradiciones locales,
no te pierdas la ruta nocturna Leyendas de Córdoba :)
jueves, 1 de diciembre de 2016
Microdocumentales Érase una vez Julio Romero de Torres
Clausuramos noviembre, mes que hemos dedicado al artista cordobés Julio Romero de Torres para conmemorar la fecha de su nacimiento (9/11/1874) y la de la inauguración de su Museo (23/11/1931), para lo que hemos organizado conferencias, visitas guiadas y otros eventos. Puedes ver un álbum-resumen del mismo en nuestro Facebook haciendo click aquí.
Han colaborado instituciones como Patronato Provincial de Turismo, Ayuntamiento de Montilla, Universidad de Córdoba, Fundación PRASA, Fundación Cajasur o Museo Carmen Thyssen Málaga. Otro de los colaboradores del programa de actividades ha sido PTV Córdoba, junto a quien hemos realizado cuatro breves documentales (todos duran entre 5 y 6 minutos) sobre la vida y obra del pintor. Esperamos que os gusten:
(Haz click sobre el título para ver el capítulo correspondiente en youtube)
Capítulo 1: La Familia.
Capítulo 2: El Amor.
Capítulo 3: La Ciudad.
Capítulo 4: La Muerte.
Además, con Mercedes valverde, Directora del Museo Julio Romero de Torres, hemos realizado un vídeo de duración similar sobre los paralelos entre el autor de La Chiquita Piconera y el también pintor cordobés Antonio del Castillo Saavedra, del que se celebra en 2016 el cuarto centenario de su nacimiento. Puedes verlo aquí.
Para
no perderte la agenda de actividades de "Érase una vez JRT 2017",
puedes dejar tu dirección de correo electrónico en la casilla indicada al respecto y llegado el
momento la recibirás (así como el resto de nuestros boletines) de forma
totalmente gratuita en tu bandeja de entrada :)
¡Rechaza imitaciones y descubre Córdoba con Érase una vez Córdoba!
martes, 22 de noviembre de 2016
El mito del mes: noviembre
Continuamos con los meses que reciben su
nombre por su situación en el calendario (antiguo) romano, en esta ocasión noviembre
toma su nombre por ocupar el noveno lugar. Está bajo la protección de Diana.
Merece la peña señalar, antes de hablar
de las fiestas, un acontecimiento que tenía lugar en este mes. Y es que el día
8 de noviembre se abría por tercera vez en el año el mundus. Dicho de otra manera, se abría el acceso al mundo de los
muertos. Las dos ocasiones anteriores habían sido el 24 de agosto y el 5 de
octubre.
Escasas son las fiestas que se celebran
durante este mes, pero abundantes los juegos. Los más importante de ellos son
los Juegos Plebeyos, que duran del 4 al 17 de noviembre. Su origen se remonta
probablemente al 534 a.C., cuando se produjo la reconciliación entre patricios
y plebeyos. Si por algo se caracterizaban estos juegos es que eran organizados por
los ediles de la plebe, frente a los Juegos Romanos (en septiembre), de los que
se encargaban los ediles curules. Por lo demás, también giraban en torno al
acontecimiento central el Banquete a Júpiter (el 13), una competición ecuestre
(el 14) y unos juegos circenses (el 15). Los días previos (4-12) tenían lugar
representaciones teatrales y, por supuesto, la procesión hasta el Circo Máximo.
De acuerdo al calendario ático (griego),
estaríamos en el mes de Memakterion
(mitad noviembre-mitad diciembre). Una posible procedencia del nombre de este
mes sea una fiesta llamada Memakteria, pero no hay fuentes que lo atestigüen,
aunque sí existe un Zeus Memaktes, dios de las tormentas.
De acuerdo a Plutarco (Vida de Arístides 21), en este mes se
instauraron, a instancia del general ateniense Arístides, unos juegos para
recordar la batalla de Platea (479 a.C.). Estos juegos o concursos se conocen
con el nombre de Eleutheria y celebraban la victoria griega (acontecida bajo la
dirección de Pausanias) sobre los persas (dirigidos por el general Mardonio). Cada
cuatro años tenían lugar competiciones atléticas en las que los corredores
corrían hacia el altar vestidos como soldados. El premio consistía en una
corona.
Sin embargo, anualmente (el 16 del mes) se
recordaba a los caídos en la batalla por la libertad de la siguiente manera. Al
amanecer se iniciaba una procesión de carros llenos de ramas de mirto y
coronas, un toro blanco y libaciones de vino, leche, aceite y perfume. El
arconte avanzaba armado con espada y vestido de púrpura hacia las tumbas de los
caídos. Llenaba de agua de una fuente la hidria que portaba y con esa agua limpiaba
y perfumaba las estelas. Posteriormente, inmolaba al toro blanco en el altar de
Zeus y Hermes Psicopompo e invitaba a los muertos a participar del sacrificio y
las libaciones de sangre, a las que seguían las de vino, mientras decía en voz
alta:
“Bebo a la salud de los hombres que murieron por la libertad de los griegos” (traducción de J.M. Guzmán Hermida).
Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO
martes, 1 de noviembre de 2016
Érase una vez... La Plaza del Potro
Durante el mes de noviembre, todos los Diálogos con la Cultura (conferencias divulgativas organizadas los viernes por la mañana) de la Facultad de Filosofía y Letrasde la UCO girarán en torno a la figura de Julio Romero de Torres, incluyéndose en nuestro programa conmemorativo Érase una vez Julio Romero de Torres.
Si bien el primero de ellos (viernes 4) no se celebrará en el antiguo Hospital del Cardenal Salazar, sino en la Posada del Potro, al estar dicho edificio vinculado al tema de la charla: El corazón de Córdoba: La plaza del Potro (s. XIII-XX). Plaza en la que, no olvidemos, nació y se crió el autor de la Chiquita Piconera; en concreto, junto al Museo de Bellas Artes, del que su padre era conservador.
La exposición de la misma correrá a cargo de Juan B. Carpio Dueñas, Doctor en Historia y actualmente Director de Fundación PRASA y del Museo PRASA Torrecampo. Fundación implicada en nuestro mes de JRT porque gestiona una decena de obras del pintor.
Carpio, además de su trabajo como investigador, especialmente vinculado a la Edad Media, acumula una amplia experiencia en divulgación histórico-artística. Ha trabajado en casi todos los ámbitos de la misma, especialmente en el de los museos: Museo Arqueológico (1997-2004), profesor de Secundaria (2000-05), Director Museo PRASA (desde 2005), etc... Siendo su última publicación (pendiente de ser presentada) Evolución histórica del
territorio de Madinat al-Zahra. 1236-2009, junto a Martín Torres Márquez.
Confluyen así sus conocimientos sobre Historia Medieval y su capacidad divulgativa, vaticinando una ponencia tan amena como rigurosa e interesante el próximo viernes. Desgranando los avatares históricos de una Plaza que fue, como reza el título, el secular corazón de Córdoba. Y con guiños a la familia Romero de Torres. ¡No os la perdáis!
Confluyen así sus conocimientos sobre Historia Medieval y su capacidad divulgativa, vaticinando una ponencia tan amena como rigurosa e interesante el próximo viernes. Desgranando los avatares históricos de una Plaza que fue, como reza el título, el secular corazón de Córdoba. Y con guiños a la familia Romero de Torres. ¡No os la perdáis!
Viernes 4 de noviembre
11:00 hrs.
Posada del Potro
Entrada libre hasta completar aforo.
Todo el programa de actividades en www.julioromerodetorres.es
sábado, 22 de octubre de 2016
San Rafael y Romero de Torres: Córdoba al cuadr(ad)o
San Rafael Arcángel, custodio de Córdoba cuya festividad celebramos el próximo 24 de octubre, fue llevado a lienzo por nuestro más insigne artista, Julio Romero de Torres, quien nació también en fechas que nos son cercanas: un 9 de noviembre.
Podría ser este un cuadro más de los muchos que el pintor dedicase a representar la dualidad del amor (el sacro/divino frente al carnal/profano). Pero hay una serie de elementos, en su mayoría eróticos, que lo hacen destacable. Algunos son:
- El homenaje a la platería cordobesa a través del pedestal sobre el que se sitúa el Arcángel.
- La extraña (por indecorosa) sensualidad que también desprende el personaje que representaría al amor sacro (mujer de negro).
- La posibilidad de que su postura respecto al Arcángel, como se ha llegado a plantear, insinúe una felación.
- La androginia del cuerpo de San Rafael (evidente no solamente en sus facciones, sino también en su cabello y, sobre todo, sus pechos), que se ha querido explicar como una plasmación de la "androginia divina".
Pero con erotismo o sin él, más allá de estos detalles y de cualquier hipótesis sobre los mismos, la obra resulta especial porque San Rafael y Julio Romero son dos de los elementos más caratcterísticos y diferenciadores de nuestra ciudad. Por eso, unirlos supone una mezcla que multiplica lo cordobés.
Unidos son Córdoba al cuadrado.
Teo Fernández Vélez
Puedes conocer la tradición de San Rafael en nuestra ruta nocturna Leyendas de Córdoba o el universo de Julio Romero de Torres en durante todo el mes de noviembre en el programa de actividades Érase una vez Julio Romero de Torres, que incluirá actividades, conferencias, etc. Toda la info en www.julioromerodetorres.es
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¡Rechaza imitaciones y descubre Córdoba con Érase una vez Córdoba!
miércoles, 19 de octubre de 2016
Érase una vez... el "puente de los Santos"...
Siguiendo nuestra filosofía innovadora, todos los años organizamos una celebración diferente para fechas tan significativas como los días de Todos los Santos y de los Difuntos; especialmente, claro está, para sus noches.
Desde aquella primera visita nocturna a la Facultad de Filosofía y letras en 2013 hasta el acceso de forma privada a la iglesia de la Magdalena en 2015, pasando por teatralizaciones sobre leyendas cordobesas en Long Rock y la única visita nocturna de este tipo que se ha realizado al Palacio de Orive.
Y este 2016 queremos mantener la tradición. Por eso os ofreceremos opciones variadas (incluidas algunas en la provincia o gratuitas) para el llamado "puente de Los Santos":
- Viernes 28 de octubre a partir de las 23:00 hrs.: Programa Otros Mundos emitido desde la Casa de la Juventud de Cabra. Intervendremos en directo. Acceso libre
- Sábado 29 y domingo 30 por la noche: ruta nocturna Leyendas de Córdoba (*El domingo está casi completa).
- Domingo 30 por la noche: Intervención en el II Congreso nacional de Misterio de Cabra, tratando el tema Simbología y enigmas de Julio Romero de Torres. Tendrá lugar en el Teatro "El Jardinito". La entrada es "la Voluntad", pues se trata de un evento solidario. Nuestro turno llegará sobre las 21:30 hrs.
- Domingo 30 y lunes 31 por la mañana: ruta Córdoba Subterránea.
¡Os esperamos!
martes, 20 de septiembre de 2016
El mito del mes: Septiembre
ROMA:
Septiembre sería el séptimo mes del antiguo calendario romano o prejuliano, a partir de lo que toma su
nombre. Durante un breve tiempo, el emperador Domiciano, que tomó el
sobrenombre de Germánico por su victoria frente a los catos, le cambió el
nombre por Germánico y porque, de acuerdo a Suetonio (Domiciano 13) y Marcial (Epigramas
9, 1), en este mes asumió el imperio.
Este mes, aunque en el calendario agrícola estaba bajo la
protección de Vulcano y Minerva, en realidad era más de Júpiter, ya que durante
casi todo el mes (del 5 al 19) se celebran los juegos más antiguos y famosos de
Roma, los “Ludi Romani”, dedicados a Júpiter Optimus Maximus. En principio
conmemoraban los triunfos militares, pero posteriormente se celebraron de manera
anual.
Previo a los juegos, tenía lugar una procesión desde el
Capitolio hasta el Circo Máximo pasando por el Foro. Encabezándola, iban las
autoridades y los hijos de éstas (como muestra del poderío romano presente y
futuro a los asistentes extranjeros), les seguían, en primer lugar, los
participantes en las competiciones varias, los cuales iban desnudos a excepción
de sus genitales; en segundo, los coros de danzarines divididos en grupos según
la edad (hombres, adolescentes y niños) dirigidos, cada grupo, por un líder que
marcaba los movimientos de las danzas. Tras estos bailarines de danza seria,
iban bailarines o sátiros de danza cómica, que parodiaban las danzas serias. A
continuación se encontraban los portadores de los instrumentos y materiales necesarios
para el sacrificio con el que culmina la procesión. En último lugar, cerraban
la procesión grupos de hombres que portaban en sus espaldas imágenes de los
dioses olímpicos y de los anteriores y posteriores a ellos, tanto romanos como
griegos (o como se diría en “Juego de Tronos”, “de los dioses antiguos y
nuevos”). Tras la procesión, tenía lugar el sacrificio de bueyes cuyas entrañas
eran rebozadas en harina de espelta y puestas en el altar para ser quemadas.
Los juegos englobaban competiciones de aurigas y carreras
en el estadio (los corredores eran los acompañantes de los conductores de los
carros de la competición anterior), y competiciones a nivel individual
(corredores, púgiles y luchadores).
Plutarco (Coriolano
24.2) y Dionisio de Halicarnaso (Historia
de Roma 7.68), entre otros, recogen el episodio del “bailarín ‘non grato’ a
los dioses” (491 a.C.). A Latinus, un hombre de vida sencilla, se le apareció
Júpiter Optimus Maximus en sueños encargándole que dijera al Senado que el
danzarín que había presidido la procesión lo había hecho mal y esto le había
provocado disgusto. Como ni a ésta ni a las dos siguientes apariciones Latinus
obedeciera al dios, Júpiter lo castigó con la muerte del hijo y con la
parálisis de su cuerpo y grandes dolores. Ante esto, fue llevado al Senado,
donde relató la aparición y el mensaje. Los senadores investigaron quién era
ese bailarín y descubrieron que había sido un esclavo en cuya espalda su amo
había atado un madero por el pecho y los hombros hasta las muñecas, lo que le
dificultaba los movimientos cuando era azotado de manera pública; esto le
provocaba que, al moverse, distorsionara su cuerpo de modo poco armónico. Los
senadores castigaron al amo por su crueldad y repitieron ese año los juegos
desde el principio de los mismos.
GRECIA:
En el calendario ático, Boedromion (septiembre-octubre)
seguía a Metagitnion (agosto-septiembre) y en él se celebraba uno de los
misterios más conocidos y a la vez desconocidos del mundo griego: los Misterios
de Eleusis.
Estos Misterios tenían una parte pública, ya que se
realizaba a la vista de todos, siendo ésta la parte que nos es conocida, y otra
privada, reservada a los iniciados, que no podían revelar bajo ningún concepto
lo que sucedía dentro del templo (por ende, esta parte nos es desconocida, y lo
único que podemos hacer es elucubrar).
Las
celebraciones previas a la celebración de los Misterios comenzaban el día 13 de
este mes con una procesión de jóvenes de Eleusis al Eleusinion en Atenas, en la
que portaban los “hiera” ocultos en cestas. El primer día de los Misterios
(“agyrmós”) se anunciaba de manera oficial por el hierofante la participación
en ellos para todos los que quisieran ser iniciados, a excepción de aquellos
que no entendían griego o los de alma/mente impura. El segundo día (“élasis”) los
“mystai” o los iniciados marchaban al Falero a purificarse mientras gritaban
“Al mar, mystai (Thalade, mystai)” y, una vez en el mar, se purificaban a sí
mismos con el lavamiento de un lechón en las aguas. El quinto día se celebraban
los Misterios dentro del Eleusinion. Comenzaba con una procesión encabezada por
la estatua de Yaco, seguida por el carro que portaba los “hiera” y a
continuación los sacerdotes, los iniciados y los ciudadanos. Una vez que se
llegaba a Eleusis, los iniciados entraban en el Telesterion o sala de
iniciación y tenían lugar los Misterios.
En
el “Himno homérico a Deméter” se relata que los Misterios fueron instituidos
por la misma Deméter mientras descansó en Eleusis de su periplo en busca de su
hija como invitada del rey Céleo. Durante la estancia en el palacio de Céleo,
Deméter, en apariencia una anciana, intentó mantener por siempre joven y hacer
inmortal al hijo del rey. Para ello lo ungía de ambrosía y lo sumergía todas
las noches en fuego, hasta que fue descubierto por su madre. Deméter,
abandonando la apariencia de anciana y tomando la de diosa, se enfureció y para
ser aplacada fundó los Misterios:
"Pero ¡ea!, que todo el pueblo me erija un gran templo
y un altar dentro de él, al pie de la ciudadela y del elevado muro, por cima de
Calícoro, sobre una eminencia de la colina. Los ritos, los fundaré yo misma,
para que en lo sucesivo, celebrándolos piadosamente, aplaquéis mi ánimo" (traducción
de Alberto Bernabé).
Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO
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domingo, 11 de septiembre de 2016
Arrojando luz sobre el Palacio de Orive
Hemos escuchado demasiadas cosas sobre la leyenda del Palacio de Orive, históricamente más conocido como Casa de los Villalones.
Y no me refiero a las diferentes versiones de la leyenda que intenta justificar los acontecimientos extraños que durante décadas se contaban sobre el mismo y que le valieron el sobrenombre de la Casa Encantada.
Hablo de los intentos que ha habido de aportarles cierta luz, cierta realidad, a esos acontecimientos o a sus protagonistas. Intentos que han resultado, en su mayoría, bastante cuestionables.
Por ejemplo, hemos oído decir que los hechos del relato tradicional (todo aquello de la maldición, los judíos, el zaguán, la losa...) son ciertos al 100% y que "están documentados". O sea, que existirían pruebas documentales objetivas de que así ocurrieron. Como apuntó al respecto un amigo mío: "Se ve que hay gente que no sabe lo que significa "documentado"". Y yo le respondí bromeando: "Porque serán unos indocumentados"...
Por ejemplo, hemos oído decir que los hechos del relato tradicional (todo aquello de la maldición, los judíos, el zaguán, la losa...) son ciertos al 100% y que "están documentados". O sea, que existirían pruebas documentales objetivas de que así ocurrieron. Como apuntó al respecto un amigo mío: "Se ve que hay gente que no sabe lo que significa "documentado"". Y yo le respondí bromeando: "Porque serán unos indocumentados"...
Incluso llegué a leer una vez la barbaridad de que el edificio tiene una fachada gótica. Sin comentarios.
Pero en Érase una vez Córdoba, como únicos profesionales dedicados a la divulgación de las leyendas cordobesas, siempre buscamos ofrecerte la magia de tu Historia, ya sea real o mítica, con el máximo rigor y seriedad. Y en este caso vamos a arrojar luz sobre las historias del Palacio de Orive para dignificar su tradición y alejarla del circo y el frikismo.
Te contaremos la verdad y nada más que la verdad.
Con la ayuda de Blanca.
Bueno, no: Mejor sin ella.
Suscríbete en la casilla indicada al respecto en este blog y sé, dentro de unos días, de los primeros en conocer la realidad tras los personajes de la leyenda ;)
Teo Fernández Vélez
sábado, 3 de septiembre de 2016
La Virgen de la Fuente Santa
Copatrona de Córdoba desde 1994, Nuestra Señora de la Fuensanta aglutina algunas de las más curiosas tradiciones de nuestra ciudad. Y se celebra el 8 de septiembre, como tantas otras Vírgenes, por considerarse la fecha del nacimiento de María. Pero mucho antes de las mencionadas tradiciones, como la "campanita", la velá o el famoso "caimán", hubo un origen de la Virgen de la Fuensanta "en sí":
Una madrugada del s. XV, Gonzalo, un cordobés cualquiera, paseaba desvelado pensando en las enfermedades que afligían a su mujer y a su hija. De repente, contempló a tres místicas figuras que se le acercaban. Resultaron ser una Virgen flanqueada por los patrones de la ciudad, San Acisclo y Santa Victoria. La primera indicó a Gonzalo que debía dar de beber a su mujer e hija agua del manantial que brotaba al pie de una higuera que se encontraba en la entonces llamada Huerta de Albacete, a las afueras de la ciudad, más allá de la Puerta de Baeza. Gonzalo siguió estas intrucciones y, efectivamente, ambas sanaron, lo que provocó que en Córdoba empezase a hablarse de la "Fuente Santa" y muchos recurrieran a sus propiedades curativas.
Décadas después, un ermitaño que había sido también ayudado de forma milagrosa por esas aguas, tuvo en sueños la aparición de esa misma Virgen, que le indicaba que debía mirar dentro del tronco de la higuera, pues allí encontraría una Madre de Dios. Lo hizo y comprobó que, efectivamente, en el interior del árbol había una pequeña talla (este es un hecho recurrente en muchas leyendas peninsulares debido a que durante algunos períodos de dominación islámica se escondieron los símbolos cristianos en árboles y cuevas para protegerlos). Y esa, según la tradición, es la pequeña y dulce talla que hoy en día (especialmente hoy, 8 de septiembre) se venera en el Santuario.
Teo Fernández Vélez
(Texto registrado)
Si quieres conocer el resto de mágicas tradiciones, religiosas o no, de nuestra ciudad, no te pierdas la ruta nocturna Leyendas de Córdoba.
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lunes, 22 de agosto de 2016
El mito del mes: Agosto
El mes de Agosto pertenece al grupo de meses que, según la tradición, en el calendario
establecido por Rómulo, fundador y primer rey de Roma, recibieron un nombre
relacionado con un número. Así, Agosto se llamaba Sextilis, es decir, “el
sexto”. El año entonces comenzaba en Marzo y hasta Junio tenía un nombre relacionado
con una divinidad. A partir de Julio y hasta Diciembre tenía (y conserva en
parte) un nombre asociado a su orden en el calendario. Para compensar ciertos
desbarajustes temporales, se añadieron meses, llegando a ser doce como en
nuestros días.
Sin embargo, tanto Julio como Agosto cambiaron sus
nombres por otros más ilustres, en honor a dos figuras decisivas e importantes
en la historia de la República Romana. Irónicamente, estas figuras estaban
emparentadas entre ellas, ya que Julio César (mes de Julio) fue el padre
adoptivo de Octavio Augusto (mes de Agosto).
Agosto recibe su nombre de Octavio, hijo adoptivo de
Julio César. Y no tanto porque este llegó a ser emperador, sino por su entrada
triunfal en Alejandría en 30 a.C. (más exactamente, el 29 de agosto de 724 [año
romano]) tras su victoria sobre Cleopatra y Marco Antonio en Accio en 31 a.C. (el
2 de septiembre de 725). Así, por estatuto público, le fue añadido el
sobrenombre de Augusto y de ahí este mes toma su denominación.
En el calendario romano se celebraba la festividad
dedicada a Vulcano (Vulcanales o Vulcanalia). Ésta tenía lugar a finales de
agosto, el 23, y la finalidad era propiciar al dios del fuego para que no
hubiera incendios y así proteger las cosechas. En esta festividad se celebraban
unos juegos en el circo Flaminio, donde el dios tenía un templo. En éstos se
realizaba un sacrificio de peces que la gente que asistía a ellos los echaba al
fuego. Parece ser que el día de esta festividad se comenzaba a trabajar a la
luz de las lámparas, como buen presagio, por aquello de que Vulcano era el dios
del fuego. Así lo recoge Plinio el Joven cuando está describiendo los hábitos
de su tío:
A partir de las
fiestas de Vulcano empezaba a trabajar a la luz de las lámparas a media noche,
no para conseguir un comienzo del día favorable, sino para tener más tiempo de estudio
(Espístolas 3.5, traducción Julián
González Fernández)
Pero es, sin duda, en el calendario griego donde está la
festividad más conocida y más celebrada a lo largo de la historia: los Juegos
Olímpicos. Hay quien los remonta a los juegos funerarios celebrados en honor de
Patroclo (Homero, Ilíada 23), otros
que fue el mismo Zeus tras la victoria sobre los titanes como símbolo de la
victoria de la cultura sobre la fuerza bruta, pero parece más consensuado que
fueron fundados por Heracles en honor a su padre Zeus. Estos se celebraban cada
4 años (algo que se sigue manteniendo en la actualidad).
Uno de los trabajos que Heracles realizó fue limpiar los
establos de Augias, quien le prometió una décima parte de su ganado si lo hacía
en un solo día. Heracles logró limpiarlos en el tiempo convenido al desviar el
curso del río Alfeo. Sin embargo, Augias no cumplió su parte del trato alegando
que quien tenía que pagarle era Euristeo, quien le había ordenado el trabajo.
Heracles reclamó a Euristeo, pero éste tampoco le pagó excusando que era su
trabajo (Heracles estaba sirviendo como castigo a las órdenes de Euristeo). Así
pues, Heracles deja por el momento su venganza contra Augias.
Es tiempo después cuando Heracles toma la ciudad de Elis
y vence a Augias y a sus hijos. En su camino de regreso, delimita un recinto
sagrado, el “Altis”, e instaura unos Juegos Olímpicos en honor a Zeus Patrio.
La Olímpica 10 de Píndaro narra todos
los detalles previos a la fundación de los Juegos (la lucha contra Augias y sus
hijos, la delimitación del recinto sagrado, la dedicación de los altares…). Sin
embargo, es Diodoro Sículo quien nos ofrece cuál sería el primer premio de esos
Juegos:
Y decidió que el premio de esta competición sería sólo una corona, porque
él mismo había actuado como benefactor del género humano sin recibir ningún
salario (Diodoro Sículo, Biblioteca
histórica 4.14, traducción de Juan José Torres Esbarranch).
Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO
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